miércoles, 6 de abril de 2005
Necrofilia
En Roma, medio millón de personas cada día hacen cola durante 10 horas esperando la oportunidad de dirigir una fugaz mirada a un cadáver (para acortar en lo posible el tiempo de espera no se les permite detenerse ante él). Según muchos testimonios esto constituye una experiencia sobrecogedora, un encuentro personal con la divinidad o poco menos. A mí, en cambio, lo que me sobrecoge es la contemplación de tan necrófilo espectáculo y la constatación de la tremenda influencia que este nefasto personaje ha ejercido sobre tantos millones de personas.
Creo que se ha convocado una concentración espontánea, mediante mensajes SMS, para pedir la resurrección del Papa y que podamos volver a ver la televisión con normalidad. A ver si me entero bien y puedo acudir. Pero me temo que no habrá resurrección y que hasta que no se sepa quién es su sucesor y nos hayan informado a modo sobre su vida y milagros no podremos descansar en paz (en esto el Papa nos lleva ventaja).
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